¿Alguna vez se han sentido tan estresados y desesperados, pero de una manera que sienten que nada de lo que hagan les hará recapacitar su situación, la cual simplemente no mejorará? Con los giros inciertos que da la vida, seguro es así, y lo que es peor, a veces es rutinario.
O a veces existe la pesadez de lo que no comprendemos, ya sea en la escuela, el trabajo o en la vida diaria (si, ya se que sueno a merolico de tianguis, pregrabado), que al final nos desesperamos y nos da dolores de cabeza. A pesar de todo, siempre existirá solución, y si no es así, ¿por que desgastar la vida en algo que no vale la pena? (o quizás si, eso depende de ustedes).
Bueno, ¿a que vienen todas estas cosas? será la pregunta que tal vez se formulen. No vendo ni rento nada, pero sí me gusta compartir. Hace algunos años, cuando era joven y pensaba que internet lo resolvía todo, llegó mi hermana con un montón de hojas, todas copias, y me dijo:
-La maestra ya no tiene temas para las clases en este fin de curso, y nos dió mandalas para colorear
-¿Mandalas?-le respondí yo. Estaba familiarizada con la palabra, pero más en términos de joyería artesanal, pues se utiliza como pulsera, copa de huevos y otros usos que se le dan a esta pieza versatil que se plega con muchas formas (acá el link de la mandala multifacetica para que la vean). ¿Cómo era posible que se coloreara una pieza así? No le di tiempo ni de enseñarme sus hojitas, y al día siguiente, casi a primera hora, fui con el responsable de que conociera la dichosa palabrita (un artesano que se dedica a vender joyitas de alpaca y piedras semipreciosas) para investigar más sobre el tema.
Él no tardó en informarme en la verdadera intención de la pieza, que es relajar a quien la manipule, además de las ventajas de los usos múltiples que cada persona le puede dar. También me informó (de manera muy general) de los usos en la vida diaria y los supustos orígenes, que como todo buen hippie investigó. Comprendí que, según todo lo que me dijo, las mandalas estaban en todos lados: las flores, el arte, la arquitectura, en más de un lugar, no sólo en las dichosas pulseritas que él vendía.
Corroboré lo dicho con las hojas de mi hermana, que eran círculos que contenían dibujos (todos geométricos en al menos dos vértices), y me decidí a colorearlos también, pero esa será historia para otro día.
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